Islandia fue visitada por primera vez por monjes irlandeses (siglo VIII), que fueron expulsados por pueblos vikingos a fines del siglo IX. A principios del siglo X islandeses, bajo el mando de Erik el Rojo, descubrieron Groenlandia y alrededor del año 1000, miembros de una expedición, liderada por Leif Ericsson (el hijo de Erik el Rojo) fueron los primeros europeos en pisar el continente americano. Sin embargo, sus intentos por establecerse en el nuevo mundo fallaron. Más tarde llegaron a Islandia escoceses e irlandeses, con lo que la población islandesa alcanzó los 40.000 habitantes a mediados del siglo X.
La teórica independencia de los primitivos colonos noruegos les llevó a organizarse políticamente y a crear una especie de asamblea, el Althing, que fue instituida en el año 930, y es la primera organización de este tipo que, seguramente, ha funcionado en el mundo con un carácter nacional. En el siglo XII se produjo la cristianización de la isla. En 1264, Haakón V de Noruega consiguió someterlos bajo su autoridad; aprovechando una fuerte crisis, hizo aceptar la soberanía noruega a cambio de ayudas económicas. Al ser nombrado rey de Dinamarca Ólaf, hijo de Haakón y de la princesa danesa Margarita, Islandia pasó a ser una parte de dicho país. La Unión de Kalmar (1397) reafirmó los lazos de dependencia que la unían a Dinamarca. Islandia perdió sus derechos políticos y se le impuso el luteranismo (1550).
El siglo XVIII supuso un grave retroceso de la población: epidemias (viruela), erupciones volcánicas, hambre; esta última motivada en gran medida por la mala administración económica de la Compañía Danesa de Islandia, que controlaba el comercio de la isla. Hasta el siglo XIX la ocupación fue aceptada sin que por ello surgieran problemas considerables, pero en 1809 la actitud de la Compañía Danesa de Islandia y el hecho de que la monarquía, movida por un criterio absolutista, suspendiera el Althing, provocaron el primer intento de autonomía nacional. Los daneses consiguieron mantener su autoridad, pero el ideal nacionalista ya estaba en marcha bajo el liderazgo de Jón Sigurdsson (1811-1879), hoy héroe nacional.
En 1814, por el tratado de Kiel Islandia pasó a ser territorio danés y poco a poco fue recuperando sus instituciones políticas. En 1843 Cristián VIII restableció la Asamblea Nacional con carácter de órgano consultivo y, en 1874, se llegaba a la autonomía. Este proceso culminó el 1 de diciembre de 1918, con la consecución de la autonomía política, en el marco de una unión con Dinamarca.
Durante la Segunda Guerra Mundial, las tropas británicas y posteriormente las estadounidenses, ocuparon la isla para prevenir una ocupación alemana. El 23 de mayo de 1944, Islandia declaró su independencia, y el 17 de junio de 1944 se proclamó república, con Sveinn Björnsson como presidente. Islandia ingresó en la OTAN y en el Consejo de Europa (1949), y en 1953 en el Consejo Nórdico. En 1951 cedió la base de Keflavík a Estados Unidos. Entre 1959 y 1979 estuvo en el poder de una coalición de los partidos de la Independencia y Socialdemócrata.
A partir de 1971 se turnaron una serie de coaliciones, algunas de vida efímera que, pese a que aglutinaron a casi todas las fuerzas políticas del país, no pudieron resolver la grave crisis económica. Entre 1964 y 1976 se sucedieron una serie de conflictos con el Reino Unido, motivados por la ampliación de las aguas jurisdiccionales de Islandia (12 millas marinas en 1964, 50 en 1972 y 200 en 1975). Las llamadas “guerras del bacalao” provocaron una situación de guerra fría entre ambos países, que se resolvió finalmente a favor de Islandia.
En junio de 1980 Islandia se convirtió en el primer país europeo en que una mujer, Vigdís Finnbogadóttir, ganó las elecciones presidenciales. En agosto de 1984, sin que se celebraran elecciones por falta de candidatos, Vigdís Finnbogadóttir volvió a ser nombrada presidenta por otros cuatro años. Tras una campaña dominada por la presencia militar de los Estados Unidos en la isla y las denuncias de corrupción de funcionarios, el 25 de abril de 1987 los islandeses concurrieron a las urnas. La pérdida de votos de los partidos en el gobierno, el de la Independencia y el Progresista, se resolvió con un nuevo gabinete de coalición (julio) en el que se integraron los socialdemócratas, presidido por Þorsteinn Pálsson, líder del conservador Partido de la Independencia. En agosto de 1988, por discrepancias sobre la política económica, progresistas y socialdemócratas abandonaron la coalición y una vez más asumió el cargo de primer ministro (28 de septiembre) Steingrímur Hermannsson, líder del Partido Progresista, en coalición con los socialdemócratas y la Alianza del Pueblo. Con una inflación superior al 25% y el sector pesquero en graves dificultades, Hermannsson mantuvo una política decididamente deflacionaria (tres devaluaciones de la Corona en 1988, una más a principios de 1989) que minó su popularidad, pese a los resultados positivos. Así, en las elecciones de generales de 1991 (20 de abril) se produjo una clara recuperación del Partido de la Independencia, y su líder Davíð Oddsson, alcalde de Reykjavík, formó gobierno con el apoyo del Partido Popular. Esta coalición volvió a vencer en las elecciones de 1995. En las elecciones del 27 de junio de 1992, la presidenta Vigdís Finnbogadóttir fue, como en 1988, único candidato, resultando elegida sin votación para un nuevo mandato. Sin embargo en las nuevas elecciones presidenciales de 1996, resultó derrotada por Ólafur Ragnar Grímsson, quien la sustituyó en la presidencia de la República. En 1999 Oddsson fue reelegido. El Primer Ministro fue Geir H. Haarde desde el 15 de junio de 2006 hasta el 1 de febrero de 2009, quien reemplazó a Halldór Ásgrímsson